(Menores de 16 años y grupos de 5 personas o más 5€/persona)
La majestuosa Plaza de Toros de Palma, también conocida como el Coliseo Balear, se alza con orgullo en el corazón de la ciudad, como un testimonio de la rica tradición y cultura taurina que ha perdurado a lo largo de los siglos. Al acercarse, el edificio impresiona por su imponente estructura de estilo neomudéjar, donde cada arco y detalle arquitectónico parece contar una historia de épocas pasadas.
Al cruzar el umbral de sus puertas, uno se adentra en un espacio cargado de historia. El ruedo, amplio y perfectamente circular, es el centro de atención, rodeado por gradas que han acogido a miles de espectadores desde su inauguración en 1929. Al contemplar el lugar, es fácil imaginar las emociones que han llenado el aire durante los días de corridas, cuando el sonido de los aplausos y los vítores se mezclaban con el eco de los pasos de los toreros y el bramido de los toros.
Caminar por los pasillos del Coliseo es recorrer un capítulo vivo de la historia de Palma. Las paredes, adornadas con fotografías y carteles antiguos, narran las hazañas de los grandes maestros del toreo que han pisado esta arena. La atmósfera, cargada de solemnidad, invita al visitante a reflexionar sobre la importancia de la tauromaquia en la cultura española y su evolución a lo largo del tiempo.
La visita al Coliseo Balear es, sin duda, una experiencia que trasciende la mera observación. Es un viaje a través de la historia y las emociones, donde el visitante se conecta con una tradición que, aunque controvertida, sigue siendo un pilar fundamental en la identidad cultural de la región. Cada rincón de este emblemático lugar cuenta una historia, esperando ser descubierta por aquellos que se aventuran a conocerla.
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